miércoles, 10 de abril de 2013

HISTORIA DEL CONDÓN


La relación entre el acto sexual, procreación y las enfermedades por transmisión sexual es tan vieja como la historia del mundo; se tiene evidencia del uso de primeros “preservativos” en etapas muy tempranas de distintas civilizaciones, en las cuales se utilizaban las vísceras y/o tripas de algunos animales, como bolsas que protegían el miembro masculino, impidiendo que los fluidos se mezclaran. En el antiguo Egipto, al menos desde 50 a. C., se tenía evidencia de una forma rudimentaria de profiláctico, donde utilizaban bolsas de tela sobre el pene.

En los siglos XVII-XVIII en Inglaterra, podemos encontrar los primeros preservativos hechos a partir de fibras vegetales y algunos látex de la época. Éstos preservativos tenían un par de cintas; una que amarraba un extremo de éste y otra que podía ajustarse para mantenerlo fijo al pene. Éstos preservativos eran elaborados a mano y eran re-utilizados por los propietarios.







 En el siglo XIX se empezaron a fabricar preservativos (la primera vez que apareció la palabra “condón” fue en un estudio sobre Sífilis del Dr. Turner), hechos de látex indio; Éstos fueron fabricados en diferentes medidas y texturas, pero por decisión colectiva médica se prefirió estandarizar la medida y las características. La medida estándar de un preservativo masculino es de 180 mm de largo, 52 mm de ancho nominal y entre 0,06 y 0,07 mm de grosor. El preservativo femenino es una bolsa que cubre el interior de la vagina. Mide de 160 a 180 mm de largo y de 76 a 82 mm de ancho, dependiendo del punto donde se mida, pues sus paredes no son paralelas. Su grosor varía entre 0,041 mm y 0,061 mm.

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